jueves, 27 de agosto de 2015

Amarga infancia



Cuando eres pequeño, eres el ser más frágil e inocente sobre la Tierra, pero, al mismo tiempo, lo sabes todo.
Cuando eres pequeño, eres egoísta, incapaz de pensar en nadie que no seas tú mismo, incapaz de empatizar, pero, al mismo tiempo, eres tierno.
Cuando eres pequeño, crees que la culpa nunca es tuya, y que lo que has hecho no es tan malo.
Cuando eres un crío, eres cruel porque no entiendes que puedes hacer daños irreparables.
Crees que papá y mamá son superhéroes y tienen las respuestas a todas las preguntas, por eso te enfadas cuando no te contestan.
También piensas que tienen solución para todos los problemas y por eso no te preocupas.
Y cuando creces y piensas en el pasado, te das cuenta de que tus padres no son perfectos, no lo saben todo y cuando no te contestaban, realmente era que no sabían hacerlo. Que hay problemas que se salían de sus posibilidades y que, a veces, sí que tenías la culpa. Sí que hacías daño. Que hay heridas que las tiritas de Hello Kitty no podían arreglar y cuentos que no tienen finales felices.
Que hay felicidad en la inocencia, pero esta, también requiere dependencia y que hay poder en el saber, y es mucho más aditivo que cualquier droga. Cuando empiezas, ya no hay vuelta atrás. No puedes desaprender.
Cuesta más entender que los Peter no solo te enseñan a volar, también te alejan de tus seres queridos e intentan cambiar tu vida completamente. Que los Garfio no siempre tuvieron gancho, antes tuvieron mano y alguien decidió cortársela.  Que las ventanas se pueden cerrar igual que fueron abiertas.
"Es muy duro marcharte...hasta que te marchas. Entonces es lo más sencillo del mundo". decía John Green en Ciudades de Papel.
Así que si decides marcharte, recuerda que no siempre habrá alguien esperando a que vuelvas y recuerda que quizás nunca quieras volver. Porque hay cierto gustillo en marcharte, y se puede ser adicto a perder todo lo que queremos.
Cuando eres pequeño, te advierten sobre las drogas materiales, pero no te hablan sobre las que realmente importan.
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Si quieres conocer la inspiración de este relato, espera a la reseña del martes.


1 comentario:

  1. La infancia es dura y alegre, sencilla y compleja, vital y frágil. La infancia es el aprendizaje a soñar con ser mayor. La infancia es un tiempo maravilloso al que siempre, en algún momento de nuestras vidas, queremos regresar.

    Un precioso texto que reflexiona sobre esa niñez que todos algún día vamos dejando atrás y que a veces, muchas, echamos de menos.
    Me encantó.

    Un abrazo.

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